¿Juguemos a discriminar a los rubios?

Yo no sé de pajaros,
no conozco la historia del fuego.
Pero creo que mi soledad debería tener alas
Alejandra Pizarnik
En la playa la rubia usa malla
entallada, colaless y armada
para mirar al rubio que la tiene

                          enganchada         
desde que es bañero
bronceado musical y guerrero.
Todas las mañanas lo saluda un viejo
a este trio desparejo
¿Cuál?

El del rubio, la rubia y el africano indocumentado
que vende pulseras,
le compran todas las viejas coquetas
y yo también,
me convenzo de que necesito unos lentes oscuros
para ir a la playa y que me combinen con la malla
para poder mirar a la rubia detrás del vidrio empañado
casi le tiro un beso
pero no,

mejor no hablar de ciertas cosas[1].
Mejor me concentro en la página,

uno, dos, tres,
como si fuera un ejercicio,
si gastara este tiempo en el gimnasio
tendría los cuadraditos marcados
como el rubio y la rubia.

Lo de ser rubio puede ser contagioso
tal vez he contraído
el virus

en cualquier momento empiezo a incorporar
expresiones como
gordi, porfis,
besis, sorry
y otros términos que acentúan el alófono /i/[2]
porque el puntito de arriba
es muy de rubia,
 muy de playa.

Por suerte no,
mejor me sumerjo en otro mundo
antes de terminar así
comiendo y tomando sol,
tomando mucho
 sol,
muchísimo sol como
la francesa de al lado
dice tener un doctorado en nosequé
mientras descansa al rayo refulgente,
no deja ni un momento del día
de exponer su cuerpo a la luz
toma, toma sin cansarse
tiene una hoz en la espalda
de cegadora ciega de sueños
rotos
está chueca
tan bronceada que rostizada
bestial, monstruosa
pero francesa.
Mejor me encierro en otro mundo
antes de terminar así
codeándome con los surfistas del balneario
intercambiando sonrisitas
para que después me cuenten de anécdota.

La manada de rubios decide
hacer contacto conmigo
Pero es una mala idea,
no funcionaría
estoy en Mayo del 68 ¿entendés?
Martín Romaña es hijo de un hacendado peruano pero
vive en París y se casó con su novia Inés
que es de un pueblo re humilde
y está leyendo El Capital de Marx

 -que es fundamental-

pero ella dice que no puede leer a Marx en la playa
porque sería una hipocresía,
entonces se queda en el hotel
y Romaña conoce a Octavia...[3]
re loco porque yo estaba leyendo eso en la playa
que aunque no era El Capital
me hizo sentirme súper hamburguesa
¿Entendés? ¿no?
Me alejo, me alejo, me alejo lo más que puedo
mis pisadas sobre la arena se dibujan hasta la orilla
me interno en la nebulosa de aguas oscuras
sumerjo mi cuerpo y tiemblo de frio
es una sensación ambigua entre

el placer y el dolor
como es el placer.

Entonces tiro mi cuerpo hacia adelante
de manera tal que los ojos quedan
inundados por el verdor
de las algas
y se acarician con la briza de agua
que circula desde lo más profundo
entonces empiezo a bracear
y hace tanto frio que se me corta la respiración
pero rápidamente el cuerpo se acostumbra
y braceo hasta alejarme de las olas
hasta alejarme del borde
hasta alejarme de la orilla del borde de las cosas
ese lugar que me es tan familiar
entre lo ajeno que ronda los contornos,
pero braceo y me voy lejos,
lejos del borde de las cosas.
El cielo se desdibuja como si fuese una continuación
del mar que veo de espaldas,
haciendo la planchita en la quietud de la profundidad
ajena a los ruidos de los otros turistas

escucho el latido del corazón del mar

que más bien tiene infinitos corazones de otros seres
que viven debajo,
me pregunto si el sonido que escuchan
se parece al batir de las olas que hace presión
en mis propios oídos.
Entonces juego a Alfonsina
oye, no ves que tarde hermosa
espínate las manos y córtame esa rosa
;
y si llama dile que he salido,[4]
mientras se iba Alfonsina con su soledad
¿habrá usado malla o vestido?
seguro que se iba lejos,
lejos de los bordes a este lugar en el que la tierra
se hace líquido y te abraza con cada uno de sus poros
mientras la quietud te inunda y podés disfrutar de la felicidad de sentirte

parte de algo alguna vez.



[1] “Mejor no hablar de ciertas cosas” Canción de Sumo
[2] Cosas sin importancia
[3] Historia de la Novela de Bryce Echenique “La Exagerada Vida de Martín Romaña”
[4] Fragmentos de poemas de Alfosina Storni, poeta argentina del siglo XX que se suicida adentrándose en el mar

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